El objetivo del análisis fundamental es investigar la fortaleza financiera y la rentabilidad de una empresa en relación con la evaluación realizada por el valor de mercado de los valores cotizados. En esencia, mediante el análisis de los aspectos fundamentales que se desprenden del presupuesto, tratando de captar el valor intrínseco de una acción, a fin de determinar si está correctamente evaluada o tiene la posibilidad de apreciación o depreciación.
La evolución de los beneficios
Los principales indicadores que se tienen en cuenta en el análisis fundamental son los beneficios empresariales, es decir, cuánto, si crecen y en qué proporción: de hecho, el valor de mercado de un título no es nada más que la expresión de los beneficios potenciales. Los mercados financieros, en esencia, se mueven de acuerdo a las estimaciones de la evolución: cuando llegan los datos oficiales de una compañía, si es que superaron las estimaciones, el costo de sus títulos se tiende a beneficiar, y viceversa en caso de presentar resultados negativos.
El dividendo variable
El segundo aspecto importante consiste en los dividendos: básicamente, cuando son generosos, la compañía se crea una imagen positiva entre los inversores. Sin embargo, no todas las empresas otorgan dividendos, por ejemplo: muchas empresas de alta tecnología tienden a no pagar dividendos porque prefieren quedarse con las ganancias para la empresa, esto dada la necesidad de invertir fuertemente en investigación y desarrollo.
Algunos analistas no toman mucho en cuenta los dividendos anuales, y se enfocan revisar la tendencia del título en un período no inferior a cinco años, para de esta forma evaluar si las acciones distribuidas a los accionistas tienden a crecer con el tiempo. Si lo anterior sucede, la empresa demuestra que puede crecer de manera sostenible, y mirar por los intereses de los que la apoyan.
Las tasas de interés
La tendencia en las tasas de interés es fundamental para los proyectos de desarrollo de las empresas. Una tendencia ascendente tiende a penalizar a las empresas que se adaptan de manera significativa al mercado de crédito, lo que podría poner en peligro la rentabilidad.
Las tasas de interés están estrechamente vinculados a los cambios en los precios al consumidor: cuando aumenta la inflación, los bancos centrales elevan las tasas de interés y tienden a disminuir la cantidad de dinero en circulación, y viceversa. Pero las decisiones de altas y bajas también están vinculadas a la evolución de la economía real: cuando la economía va mal, usted está apostando a un recorte de tasas para poner el dinero en efectivo en un círculo, mientras que un aumento ayuda a evitar la formación de burbujas.